Destrozando a: Muerte y Desayuno

"The Best Independent Movie Of The Year" reza la portada... ya...

Bienvenidos a "Amor de Polla"
Lo sé, no tiene ningún sentido tomarse la molestia de ver una película cuyo título, que da pánico con sólo leerlo, te está chillando al oído que sus creadores no tenían intención alguna de hacer una obra lo más mínimamente digna e inteligente. Frikis son, y frikis morirán.

A pesar del carácter tan defecable de este largometraje, debo reconocer que de algo ha servido, pues a parte de suponer un perfecto laxante para el estreñimiento postvacacional propio de una dieta excesivamente sana para un cuerpo excesivamente moldeado como el mío, me ha servido para vislumbrar la inutilidad extrema del marketing español, pues buenos títulos de películas aquí los traducimos como nos sale del forro de las pelotas, y en casos como el presente (cutre, cutre, cutre), van y lo traducen literal, cuando cualquier invención, como por ejemplo “Las aventuras de Jorge Javier y los pepinos”, habría sido mejor que la literal “Muerte y desayuno”.


Son idiotas. El argumento es estúpido a rabiar. Un grupo de jóvenes veinteañeros (los cineastas, por llamarlos de algún modo, parecen haberse percatado de que las generaciones posteriores a la del 84 dejan mucho que desear) van a una boda. Los muy estúpidos dejan que sea el “más-estúpido-aún-todavía” del grupo el que conduzca. Los estúpidos y el “más-estúpido-aún-todavía” se pierden. Es tarde y deciden parar en un pueblo llamado (atención) “Amor de polla” (Lovecock), porque sí, no es Lovepenis, es Lovecock (aka Lovedick, Lovebigsausagepizza, etc), circunstancia que obviamente ha sido forzosamente elaborada en un arrebato de genialidad con el fin de hacer un “chiste” de carácter homosexual… muy ingenioso.

Continuando con la trama, esa misma noche se libera (atención de nuevo) el espíritu maldito de un feto enterrado, el cual posee al “más-estúpido-aún-todavía”, y éste se dedica a poseer al resto del pueblo, teniéndose que parapetar nuestros “intrépidos” protagonistas, “Los Estúpidos”, en una casa con munición de escopeta (sin escopeta, aunque tranquilos, en un momento con un tubo y un martillo consiguen construir una escopeta casera… el "no va más" del armamento moderno), cuchillos, y sí señores, la bendita motosierra, tratando de sobrevivir a un grupo de anormales sedientos de sangre.

Vaya pedazo de mierda. De verdad, es como si las gracias de la película las hubiese escrito el hijo tonto y sin gracia de Chiquito de la Calzada y Paz Padilla, con un elaboradísimo surtido de gracietas (despropósitos todas ellas) que van desde conversaciones del estilo “el alcohol y las pastillas matan las pocas neuronas que me quedan”, hasta el “aún-más-estúpido- todavía” (ya poseído por el espíritu del feto) intentando la guerra psicológica contra los supervivientes con comentarios de la envergadura de “¿ya le has contado a tu novia aquello de que te follaste a mi prima?”, pasando por un magistral baile de poseídos en mitad de un tiroteo, criminalizando y violando nuestras inocentes miradas con una pseudocoreografía del “Thriller” del difunto Miguel Jackson.

Putos tarados.

Eso sí, sus puntazos tiene, como son la brevísima aparición del también ya difunto David Carradine (conocido por los frikazos sin vello púbico como “el abuelo de la melena de Kill Bill, que hacía el golpe de la cobra o del orangután que te mataba tocándote en 5 puntos del cuerpo”), explicando esto que lo encontraran en la vida real muerto y colgado de los huevos (yo habría hecho lo mismo en su situación), o mejor aún, cada gracia, cada (intento de) chiste, cada comentario que se supone humorístico, va terminado de… ¡un REDOBLE de batería!. ¡Qué grande es esto señores!, han resucitado esos grandes redobles del típico batería nigga motherfucker que salían antaño en los programas de humor considerados lo más cutres de la televisión (y que en una película no pintan una mierda, como el resto de elementos de este film) acabados con el clásico sónido “¡chaun!” que se supone que expresa sorpresa.

IMPRESIONANTE.


Resumiendo: es tan rematadamente mala esta película, catalogada teóricamente como de gore, que he sido capaz de llevarme trabajo a casa para todo el fin de semana porque no podía esperar un solo minuto más para redactar mis impresiones sobre la misma. Crea una auténtica adicción a la mierda.

Aunque el pueblo se llame "Amor de Polla", y dé esperanzas de que se vea alguna teta o culo que amenice los momentos previos a irse a dormir, no os dejéis engañar, que aquí, por no follar, no follan ni los gordos (véase el post "Alabando a: Zombies Nazis" para comprenderlo).

Colosal y fascinante execración mental, totalmente prescindible y evitable.

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