Alabando a: Død Snø (Zombies Nazis)

Portada que habla por sí sola

Cuando decirle a un nazi "me cago en tus muertos" es lo más apropiado

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Domingo 31 de Agosto de 2010.
23.59 horas.

Después de un periodo estival de ausencia solamente interrumpida por un omnipresente trabajo, me doy un garbeo por mi siempre querida dospuntocerovision.com, amante de innumerables horas echadas a la canaleta de la mierda con puro entretenimiento de ilegalidad gratuita, con el fin de hallar algo que sea mínimamente potable que amenice el retorno a una cotidianidad inevitable, y todo ello patrocinado por la infame Megavideo. El fruto: Zombies Nazis.

Siendo franco, y para entendernos, esta película (o engendro del demonio) se gestó del siguiente modo: “bien, nos hemos hecho con un cojón de kilos de intestinos y con un cojón de litros de sangre, ¿en qué coño podemos emplear esto?”, pues sí, exactamente en lo mismo que hace un español obsesionado con travestis y transexuales: cine.

El argumento, imposible de intuir ante un título tan poco esclarecedor, es el siguiente: un grupo de jóvenes (el cual analizaré a continuación y que despedazarán después) decide irse un par de días a la clásica casa de leñadores perteneciente a la novia del que se podría considerar cabecilla del grupo (por lo visto en la High Society de hoy en vez de regalarse a los hijos calzoncillos “Accetti” se regalan casetas de leñadores, motos de nieves, metralletas de la Segunda Guerra Mundial, y explosivos de gran calibre) perdida en medio del monte en un poblado que contiene una perturbadora historia, pues allá en la Segunda Guerra Mundial tal localidad fue asediada por los Nazis, y a diferencia de otros lugares, en los cuales los Nazis trataban de tocar las pelotas a la población lo más mínimo posible, a fin de evitar sublevaciones civiles (cabrones serían, pero tontos no), en este poblado se dedicaron a tocar los huevos a base de conductas tan deleznables como el pillaje, la tortura, la violación, el asesinato, o peor que todo ello, inventar el Wrofen Kaff (Sálvame Deluxe en Alemán) con Belenff Estebanhauer, llamar a los telefonillos a las 5 de la mañana, o hacer trampas jugando al Truc con los lugareños. Vamos, unos vecinos de puta madre.

Por todo ello la población se sublevó, y por lo visto montaron tal carnicería que estuvieron comiendo hamburguesa de nazi durante meses (vamos, que podría haber sido perfectamente cualquier pueblo de vascos cabreados), aunque unos pocos nazis lograron ocultarse en las cuevas de las montañas, no sabiéndose nunca más de ellos...

Lo que prosigue creo que os lo podéis imaginar. En definitiva, este grupito tiene un plan tan de puta madre como
mear panza arriba.

Entrando a analizar a los protagonistas, se trata de un grupo lleno de tópicos, delicia propia y SAGRADA en este género cinematográfico, pasto idóneo para sangrantes críticas.

Así pues, tenemos a cuatro chicos y cuatro chicas (perfecto para un folleteo de montaña):
1.- El que se podría considerar cabecilla, personificación del clásico comentario de las zorras de turno: “ay como me lo follaría, pero tiene novia, jiji”.
2.- La novia del susodicho. Lo único que se sabe de ella es su nombre (no lo recuerdo, pues tiene la misma trascendencia en la película que un polo de mierda en una heladería) y lo bonita que queda su cabeza congelada y seguramente violada oralmente por algún nazi de picha caducada (de algún modo se la tendrán que pelar los pobres incautos).
3.- Mi preferido de los estereotipos: el gordo friki, el gordo cabrón, el gordo gilipollas, cuya mejor gracia en la película es un eructo, y en la vida real, un chiste de Hobbits (seguro). Típico personaje con el cual te la pelarías si lo ves sufriendo una muerte cuyo dolor esté a la altura de su denigrante existencia. Destacable el homenaje a Brain Dead en su camiseta, pues esta película de Peter Jackson ha sido notoria fuente de la cual han bebido estos Noruegos.
4.- La chica nueva del grupo, la cual se integra en este pequeño grupo de zorritas como sólo ellas saben hacer: marcando territorio cual perro que mea en una esquina a base de un “¿qué falo es el mío?”. Cosas de mujeres.
5.- El chulo del grupo, ni lo odias ni empatizas con él, aunque protagoniza alguna escena interesante consistente en intestinos enredados entre pinos.
6.- La falsa ecológica. La clásica chica de “hago café ecológico aunque sepa a mierda y manifiesto mis tendencias con estas rastas mugrientas con color a mierda”. Muérete, perra.
7.- El estudiante de medicina, empolloncete, con miedo a la sangre (¡guau!). Él único que no mandarías directamente a Torquemada.
8.- La niña de mamá, que parece que su huerto esté por plantar y luego resulta ser el que más nabos tiene plantados. De “ahora te follo en una letrina mugrienta y luego lloro porque un zombie nazi le ha arrancado los sesos a mi amigo”. Tonterías.


A partir de aquí, lo único que puedo decir de la película es que es como un “brainstorm” de las maneras más insólitas y absurdas en las cuales un zombie podría matar a un humano, y un humano a un zombie, con escenas protagonizadas por unas cotas de grumos orgánicos fuera de lo común utilizados, sin embargo, con la sutileza suficiente para que en ningún momento resulte desagradable (recordar que no es una película gore, sino de terror-humor, siendo lo más parecido las conocidas “Zombies Party” o “Zombieland”, por citar las más recientes).

Para animar a los escépticos a verla, decir que cuenta con escenas dignas del recuerdo por ser más absurdas que practicar sexo comiendo mantecados, como es jugar a fútbol con la cabeza de un zombie, un primer plano de uno recreándose en plena eyaculación mordaz con un martillo y el cuello de un zombie (sí, cuello y no cabeza, ya que previamente se la ha reventado a martillazos y aún así sigue dándole cañita brava), una ÉPICA moto de nieve ataviada con una metralleta de la Segunda Guerra Mundial (lo dicho, que nunca falte en la mochila de un excursionista veinteañero una metralleta de la Segunda Guerra Mundial), explosiones (por lo visto, propio de todo neceser femenino, entre las compresas de máxima transpiración y las pastillas anticonceptivas), una cabeza humana partida por la mitad con las propias manos de un zombie al más puro estilo cine de Serie B, desmembramientos de zombies a son de los CC Cowboys (Rock nórdico), un desmembramiento simultáneo de todas las extremidades, autoamputaciones voluntarias con partidas de culo posteriores, intestinos enredados entre los pinos, etc., siendo digno de especial mención el cursillode “Cómo matar un zombie de mil maneras con una moto de nieve”, la siempre imprescindible en estás películas motosierra, y la más absurda de todas las escenas: un gordo que folla.

Y todo ello acompañado de fondo de comentarios de espectadores como “¿y ahora qué?”, “¡ala tío!”, y el clásico “¡pero qué coño...!”... bondades de ver las películas en Megavideo.

En definitiva, una perfecta película para matar una tarde de Domingo, digna de verla en un cine con una unidad de consumición de Cola y palomitas (que yo diga esto, no es poco), que está llamada a formar parte del escaso género de terror-humor zombie, superando a “Zombies Party” y “Zombieland, y que seguramente tú, pobre ignorante, no irás a ver por ser la típica película que tus amigos, prostitutas de los efectos especiales y actores famosos, no quieren ver, pues están encasillados en los grandes hits cinematográficos.


Zombies, motosierras, y gordos ineptos que follan. ¿Qué más se puede pedir?.

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