Misoginia: don, excusa, sombra

Este texto va a levantar sus ampollas, de críticas en la cara y sangrante vituperio, y felicitaciones a espaldas de la vista pública.

Me lo voy a pasar como un jodido enano.

Primera aclaración previa: esta pequeña reflexión es perfectamente aplicable a la Misandria, y a gran escala, a la Misantropía. Lo titulo Misoginia por cuestiones de género.

Segunda aclaración previa: hablamos de Misóginos, no de Maltratadores. Lo primero es un ideal (en su definición de conjunto de convicciones y creencias), y los segundo es una depravación.


Una vez aclarado, bienvenidos, Romeos y Julietas (lo entenderéis después).

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La definición en la maravillosa y visitada a diario Wikipedia presenta, a mi parecer, parte correcta, parte desafortunada:

Correcto:
“La misoginia no consiste en ser partidario del predominio del hombre sobre la mujer, sino en pensar que el hombre debe liberarse de cualquier tipo de dependencia del género femenino”.

Incorrecto:
“La mujer, y como consecuencia la concepción y la familia, son consideradas como aberrantes y rechazables, o en todo caso, tal vez buenas o necesarias para otros, pero no para uno mismo”. Un patadón en toda regla a la concepción que expongo hoy, y que por ende, no comparto.


La gente es soberanamente estúpida (mmmm, empiezo a degustar el aroma de la crispación), esto nadie va a tener los huevos de debatírmelo, y más cuando se utiliza el término “Misógino" (o derivados) como insulto.

Nadie nace, sino se hace, se transforma, y se adapta a lo que hay, a lo que tiene, y a lo que seguramente nunca tendrá. Se adapta al resultado de lo que da y lo que recibe, y del mismo modo que hay personas con una bonita sonrisa en forma de porción de sandía que te hace preguntarte dónde acaba la boca y dónde empieza la oreja, pues en su reluciente balanza de oro y marfil la fortuna vivida supera con creces al infortunio, hay quienes han sufrido, sufren, y sufrirán infiernos que hace reírse de semejantes bagatelas.

Hablemos del infierno, pero no de esa parodia con llamas, no de esa parodia con gente cociéndose en grandes cacerolas cual guisado de mamá Eutascasia, no de esa parodia con un individuo con cuernos, bigote que nada envidiaría al mismísimo Dalí, y de roja piel cual guiri en la Costa Azahar y aplaudiendo mientras recibe la felación de alguna diablesa. De los miles de infiernos sobre la tierra, hablemos del que nos concierne, el del Misógino. Ese infierno de aquel que por proteger se ha quedado desprotegido y desterrado, de aquel que ha robado y ha ido a “Cash & Converters” para pagarse billetes de tren o ha estudiado de día y trabajado de noche en los más denigrantes oficios (“¡Santa María purísima!”) con el mismo fin, de aquel que ha querido a gente “casada por sorpresa”, de aquel que alcanza la más absurda indiferencia hacia la prostituta de nombre de cantante español con voz ronca (y del Atlético de Madrid, para más señas), de bonitos pechos y alto coste, cuyas únicas frases en español son “chup, chup”, y “dame tu lechita”. En definitiva, de aquel que encara a sus fantasmas para recibir un “te lo agradezco mucho”.

¿Se ha dejado los huevos por ti o te ha hecho una sopa de calabacín?.


A raíz de lo expuesto ahora tengo una pregunta: ¿por qué cuando alguien de pequeño se acostumbró a los nudillos de un padre que nunca debió ser padre y de mayor teme cualquier puño en alza, es acogido en brazos cual bebé acompañado de un “pobret, pobret meu”?, ¿por qué cuando alguien en la infancia, por algún defecto físico, como la obesidad, es foco de las peores vejaciones y luego se vuelve antisocial, es acogido en brazos cual bebé acompañado de un “pobret, pobret meu”?, ¿por qué cuando alguien ve marcharse a sus familiares en accidentes de coche, y luego con los años tiene pánico a la conducción, es acogido en brazos cual bebé acompañado de un “pobret, pobret meu”?. ¿Comprensión?, ¿justicia?, o peor aún, ¿misericordia?.

¿Dónde queda la ración del cielo de la comprensión, justicia, y misericordia hacia aquellos que han sufrido la denigración sentimental por el sexo opuesto?.

¿No habéis encontrado la similitud y la diferencia con la Misoginia?: similitud es que constituyen todos modos forzados de autoprotegerse ante el mal sufrido, diferencia es que son meras manifestaciones distintas en la praxis. Son las mismas caras de una enorme moneda
“multifacial”.

Un resumen muy sencillo: del temeroso a las manos alzadas la culpa es de un padre que debió “gozar” de una “dulce” lobotomía. Del temeroso obeso la culpa es de otros churumbeles (no es un misterio la crueldad sin límite del menor) y en última instancia, del payaso de McDonald’s (esos colores incitan a cualquiera a comer, drogarse, prostituirse, o a alguna “actividad” que no sea sana). Del temeroso al volante la culpa es de un demente, perturbado, desequilibrado, alienado, chalado, chiflado, lunático, maniático, esquizofrénico, ido, majareta que decidió una buena noche conducir en dirección contraria por la autopista y arrebatártelo. Del temeroso a la mujer/hombre la culpa es de una mala furcia/malnacido.

Esta gente no está condenada de nacimiento cual bebé que viene al mundo con un pan bajo el brazo. Se les condena cada vez que se les hace creer que todo ha sido una pequeña ilusión óptica para que, al poco, se percaten de que siguen en la misma inmundicia. La misma suciedad. Sólo sobreviven a una vida que es un continuo sufrimiento no provocado por la fortuna, destino, azar, o por favor, Dios. No seáis ridículos.

Todos los males del mundo son nuestras obras magnas. Esta gente sólo se protege hasta que alguien venga y les vuelva a fallar.

Todo es fruto de la profunda decepción en las expectativas generadas por una mujer (en el caso objeto de estudio, claro) y el resultado obtenido.

Me repito para los que leen pero no entienden: nadie nace, sino se hace, por culpa tuya, mía, de todos.

Ahora que nos vamos acercando al final de esta payasada de pasaje, me dirijo por separado a los distintos sectores de mis siempre fieles e incondicionales no firmantes lectores:

A los que padeciendo estos males siguen adelante, olvidando, felicidades, sois una especie superior a la mía.
A los que padeciendo estos males siguen adelante, sufriendo, pero adelante, felicidades, sois una especie superviviente superior a la mía.
A los que sois espectadores, antes de utilizar este término cual arma arrojadiza, ¿os habéis tomado la dura molestia de preguntar “¿por qué?”?, ¿de conocer la historia detrás de la persona?, y si lo habéis preguntado, ¿de verdad os importaba una mierda lo que ibais a oír?. Venga señores y señoritas, la cruz ya está puesta antes de conocer la explicación.


Consejo: grave infortunio de encontrar a una Julieta es convertirte en Romeo, pues seguramente acabes siendo el protagonista de la tragedia magna de un William Shakespeare de mente perversa. ¿Pero y el placer que supone entregarse?. El tema de la “autofustigación” se abordará en otro momento.


Eso sí, y esta es la MAYOR VERDAD QUE HE PLASMADO EN PALABRAS en 25 años:

Aquel temeroso del puño al cual protejas, te amará y no temerá recibir cien puñetazos por ti.
Aquel temeroso de los delgados al cual muestres tu aceptación, te amará y no temerá degustar de su manjar mientras le observas (¡e incluso lo compartirá contigo!).
Aquel temeroso de la conducción al cual acompañes en un viaje (o dos, tres... los que hagan falta), te amará y te irá a ver las veces que haga falta sean cuantos sean los kilómetros que os separen.
Aquel temeroso de la mujer al cual ames sin mentira y falacia, te amará...
simplemente te amará como nadie te ha amado.

Esta gente es la más hermosa.

Justo en este momento me he acabado este “culito” de Vodka y mi siempre fiel compañero Lucky, mientras“Romeo & Juliet” de The Killers rompe el silencio de fondo. La faena está terminada. Ahora sí.

Buenas noches, Romeo se va a dormir.

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